Sollicitudo rei socialis, 34: AAS 80 (1988) 559-560. Así, pues, al celebrar el sacrificio eucarístico es cuando mejor nos unirnos al culto de la Iglesia celestial, entrando en comunión y venerando la memoria. 786Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1989, 11: AAS 81 (1989) 101. [137] Cf. Sto. 1100Concilio Vaticano II, Const. Constitución dogmáticaConst. Laborem exercens, 20: AAS 73 (1981) 631. Los magistrados están obligados a la necesaria reserva en el desarrollo de sus investigaciones para no violar el derecho a la intimidad de los indagados y para no debilitar el principio de la presunción de inocencia. 950Concilio Vaticano II, Const. Siguen sin resolverse además algunos problemas gravísimos: el tráfico de niños, el trabajo infantil, el fenómeno de los « niños de la calle », el uso de niños en conflictos armados, el matrimonio de las niñas, la utilización de niños para el comercio de material pornográfico, incluso a través de los más modernos y sofisticados instrumentos de comunicación social. ), que de ninguna manera se puede esperar de otros o delegar en las instituciones. La paz será entonces duradera, porque cuando el rey gobierna según la justicia de Dios, la rectitud brota y la paz abunda « hasta que no haya luna » (Sal 72,7). 234 El juicio acerca del intervalo entre los nacimientos y el número de los hijos corresponde solamente a los esposos. En lugar de eliminar las causas de guerra, corre el riesgo de agravarlas ».1070 Las políticas de disuasión nuclear, típicas del período de la llamada Guerra Fría, deben ser sustituidas por medidas concretas de desarme, basadas en el diálogo y la negociación multilateral. Todo lo que atañe a la comunidad de los hombres —situaciones y problemas relacionados con la justicia, la liberación, el desarrollo, las relaciones entre los pueblos, la paz—, no es ajeno a la evangelización; ésta no sería completa si no tuviese en cuenta la mutua conexión que se presenta constantemente entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre.85 Entre evangelización y promoción humana existen vínculos profundos: « Vínculos de orden antropológico, porque el hombre que hay que evangelizar no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y económicos. 763Cf. 494 La paz es un valor 1015 y un deber universal; 1016 halla su fundamento en el orden racional y moral de la sociedad que tiene sus raíces en Dios mismo, « fuente primaria del ser, verdad esencial y bien supremo ».1017 La paz no es simplemente ausencia de guerra, ni siquiera un equilibrio estable entre fuerzas adversarias,1018 sino que se funda sobre una correcta concepción de la persona humana 1019 y requiere la edificación de un orden según la justicia y la caridad. Eccl. [33] Cf. Flp 1, 23). Además de ser un paradigma decisivo de la vida social, el trabajo tiene la dignidad propia de un ámbito en el que debe realizarse la vocación natural y sobrenatural de la persona. Es necesario reafirmar que no son moralmente aceptables todas aquellas técnicas de reproducción —como la donación de esperma o de óvulos; la maternidad sustitutiva; la fecundación artificial heteróloga— en las que se recurre al útero o a los gametos de personas extrañas a los cónyuges. Durante su Pontificado, Pío XII atravesó los años terribles de la Segunda Guerra Mundial y los difíciles de la reconstrucción. 943Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2000, 14: AAS 92 (2000) 366. también Id., Mensaje al Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión de la Cumbre Mundial para los Niños (22 de septiembre de 1990): AAS 83 (1991) 358-361. Funk, 1, p. 218. Obrando de este modo, impregnarán de valor moral la cultura y las realizaciones humanas. Gaudium et spes, 74: AAS 58 (1966) 1095-1097. Concilio Vaticano II, Const. Isaac de Stella, Serm. 5Juan Pablo II, Carta enc. Gaudium et spes, 17: AAS 58 (1966) 1037-1038; Catecismo de la Iglesia Católica, 1705. Lumen Gentium, 31: AAS 57 (1965) 37. Mientras tanto, los pobres quedan confiados a nosotros y en base a esta responsabilidad seremos juzgados al final (cf. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046; cf. Así María, hija de Adán, al aceptar el mensaje divino, se convirtió en Madre de Jesús, y al abrazar de todo corazón y sin entorpecimiento de pecado alguno la voluntad salvífica de Dios, se consagró totalmente como esclava del Señor a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo con diligencia al misterio de la redención con El y bajo El, con la gracia de Dios omnipotente. past. 1 Co 12, 12). Mt 20,24-28; Lc 22,24-27). past. 1896: AAS 28 (1895-96) 732. 1172Cf. Mystici Corporis, l. c., pp. 638Cf. 2. Concilio Vaticano II, Const. 184-186. Esta solicitud lleva a comprender como una obligación el compromiso de sanar las instituciones, las estructuras y las condiciones de vida contrarias a la dignidad humana. Centesimus annus, 32: AAS 83 (1991) 832-833. Gaudium et spes, 74: AAS 58 (1966) 1096. Concilio Vaticano II, Const. Juan Pablo II, Carta enc. Rm 8, 23) y ansiamos estar con Cristo (cf. f) Bajo el signo de la continuidad y de la renovación, 85 Orientada por la luz perenne del Evangelio y constantemente atenta a la evolución de la sociedad, la doctrina social de la Iglesia se caracteriza por la continuidad y por la renovación.133. De quelle consolation, 14 oct. 1951: AAS 43 (1951) 790s. La consecuencia que deriva de todo ello es muy clara: « La relación que el hombre tiene con Dios determina la relación del hombre con sus semejantes y con su ambiente. La ley natural expresa la dignidad de la persona y pone la base de sus derechos y de sus deberes fundamentales.269, 141 En la diversidad de las culturas, la ley natural une a los hombres entre sí, imponiendo principios comunes. 3, ad 3um; cf. 163 Los principios de la doctrina social, en su conjunto, constituyen la primera articulación de la verdad de la sociedad, que interpela toda conciencia y la invita a interactuar libremente con las demás, en plena corresponsabilidad con todos y respecto de todos. serm. 475 Con espíritu de solidaridad internacional, se pueden poner en práctica diversas medidas relacionadas con el uso de las nuevas biotecnologías. 272Concilio Vaticano I, Const. Multis enim existentibus hominibus et unoquoque id quod est sibi congruum prouidente, multitudo in diuersa dispergetur nisi etiam esset aliquid de eo quod ad bonum multitudinis pertinet curam habens, sicut et corpus hominis et cuiuslibet animalis deflueret nisi esset aliqua uis regitiua communis in corpore, quae ad bonum commune omnium membrorum intenderet. 437Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Juan Pablo II, Carta enc. Juan Pablo II, Carta enc. Catecismo de la Iglesia Católica, 2334. Transformar la realidad social con la fuerza del Evangelio, testimoniada por mujeres y hombres fieles a Jesucristo, ha sido siempre un desafío y lo es aún, al inicio del tercer milenio de la era cristiana. 260Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Por lo cual no podrían salvarse aquellos hombres que, conociendo que la Iglesia católica fue instituida por Dios a través de Jesucristo como necesaria, sin embargo, se negasen a entrar o a perseverar en ella. apost. 196-197. El trabajo condiciona también el proceso de desarrollo de las personas, porque una familia afectada por la desocupación, corre el peligro de no realizar plenamente sus finalidades.563. Gaudium et spes, 22: AAS 58 (1966) 1043. 580Cf. Annus sacer, l. c., p. 30; aloc. [74] Cf. Centesimus annus, 57: AAS 83 (1991) 862-863. past. 600Juan Pablo II, Carta enc. Leon. 34. Así, pues, la Iglesia ora y trabaja para que la totalidad del mundo se integre en el Pueblo de Dios, Cuerpo del Señor y templo del Espíritu Santo, y en Cristo, Cabeza de todos, se rinda al Creador universal y Padre todo honor y gloria. 863Concilio Vaticano II, Decl. De aquí se derivan finalmente, entre las diversas partes de la Iglesia, unos vínculos de íntima comunión en lo que respecta a riquezas espirituales, obreros apostólicos y ayudas temporales. 12. Jn 15,15). 769Juan Pablo II, Carta enc. Ejercerán la autoridad con respeto y delicadeza, pero también con firmeza y vigor: debe ser una autoridad creíble, coherente, sabia y siempre orientada al bien integral de los hijos. Id. Para mejor proveer a las necesidades de toda la grey del Señor, el Romano Pontífice, en virtud de su primado sobre la Iglesia universal, puede eximir a cualquier Instituto de perfección y a cada uno de sus miembros de la jurisdicción de los Ordinarios de lugar y someterlos a su sola autoridad con vistas a la utilidad común [143]. Juan Pablo II, Discurso a los Indígenas de Guatemala (7 de marzo de 1983), 4: AAS 75 (1983) 742-743; Id., Discurso a los pueblos autóctonos de Canadá (18 de septiembre de 1984), 7-8: AAS 77 (1985) 421-422; Id., Discurso a los pueblos autóctonos de Ecuador (31 de enero de 1985), II. 95Cf. Pío XI, Carta enc. Quaestiones disputatae v. volumenI Prima Pars Summae TheologiaeI-II Prima Secundae Partis Summae TheologiaeII-II Secunda Secundae Partis Summae TheologiaeIII Tertia Pars Summae Theologiae, Ab AbdíasAg AgeoAm AmósAp ApocalipsisBa Baruc1 Co 1 Corintios2 Co 2 CorintiosCol Colosenses1 Cro 1 Crónicas2 Cro 2 CrónicasCt CantarDn DanielDt DeuteronomioEf EfesiosEsd EsdrasEst EsterEx ExodoEz EzequielFlm FilemónFlp FilipensesGa GálatasGn GénesisHa HabacucHb HebreosHch HechosIs IsaíasJb JobJc JuecesJdt JuditJl JoelJn Evang. Juan XXIII, Carta enc. El amor debe animar, pues, todos los ámbitos de la vida humana, extendiéndose igualmente al orden internacional. 1904: Acta I, p. 154; Denz. Pero a la vez está unida, en la estirpe de Adán, con todos los hombres que necesitan de la salvación; y no sólo eso, «sino que es verdadera madre de los miembros (de Cristo)..., por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza» [174]. Gn 11,4). : ed. Su iniciativa, libertad y responsabilidad, no deben ser suplantadas. Pío XI, Carta enc. 1217Juan Pablo II, Carta enc. 463Cf. En cuanto Evangelio que resuena mediante la Iglesia en el hoy del hombre,81 la doctrina social es palabra que libera. [30] Cf. enc. 549Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Pr 1,8-9; 4,1-4; 6,20-21; Si 3,1-16; 7,27-28). S. C. S. Oficio, 20 dic. [175] Cf. Vaticano II, const. El reto de la reforma agraria (23 de noviembre de 1997), 27-31: Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1997, pp. 380Juan Pablo II, Carta enc. 559 Los cristianos deben trabajar generosamente para dar su pleno valor a la dimensión religiosa de la cultura: esta tarea, es sumamente importante y urgente para lograr la calidad de la vida humana, en el plano social e individual. Veritatis splendor, 86: AAS 85 (1993) 1201. 132A partir de la encíclica « Pacem in terris » de Juan XXIII esta destinación es indicada en el saludo inicial de cada documento social. Este santo Sínodo, siguiendo las huellas del Concilio Vaticano I, enseña y declara con él que Jesucristo, Pastor eterno, edificó la santa Iglesia enviando a sus Apóstoles lo mismo que El fue enviado por el Padre (cf. Populorum Progressio, 17: AAS 59 (1967) 266. Mt 6,19-21). Este misterio divino de la salvación nos es revelado y se continúa en la Iglesia, que fue fundada por el Señor como cuerpo suyo, y en la que los fieles, unidos a Cristo Cabeza y en comunión con todos sus santos, deben venerar también la memoria «en primer lugar de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo» [173]. Sin embargo, poco a poco, se va consolidando la convicción que Dios actúa también entre las otras Naciones (cf. Sollicitudo rei socialis, 39: AAS 80 (1988) 568. Sollicitudo rei socialis, 3: AAS 80 (1988) 515. Octogesima adveniens, 23: AAS 63 (1971) 418. Juan XXIII, Carta enc. 81 El objeto de la doctrina social es esencialmente el mismo que constituye su razón de ser: el hombre llamado a la salvación y, como tal, confiado por Cristo al cuidado y a la responsabilidad de la Iglesia.117 Con su doctrina social, la Iglesia se preocupa de la vida humana en la sociedad, con la conciencia que de la calidad de la vida social, es decir, de las relaciones de justicia y de amor que la forman, depende en modo decisivo la tutela y la promoción de las personas que constituyen cada una de las comunidades. Rm 1,14-15) y a exhortar a sus fieles a la actividad apostólica y misionera. Un elevado número de personas se ven así obligadas a trabajar en condiciones de grave desazón y en un marco carente de las reglas necesarias que protejan la dignidad del trabajador. San Pío X, enc. Cristo Jesús, «existiendo en la forma de Dios..., se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo» (Flp 2,6-7), y por nosotros «se hizo pobre, siendo rico» (2 Co 8,9); así también la Iglesia, aunque necesite de medios humanos para cumplir su misión, no fue instituida para buscar la gloria terrena, sino para proclamar la humildad y la abnegación, también con su propio ejemplo. Apostolicam actuositatem, 7: AAS 58 (1966) 843-844. Ya que el misterio de Cristo ilumina el misterio del hombre, la razón da plenitud de sentido a la comprensión de la dignidad humana y de las exigencias morales que la tutelan. ap. Is 54,13), ausencia de temor (cf. Pablo VI, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629: Id., Carta enc. 143Cf. 382Cf. Juan XXIII, aloc. 3, ad 1. ap. Este principio, que vale para toda actividad económica, resulta particularmente importante cuando se trata de actividades relacionadas con la alimentación, la medicina, la protección del medio ambiente y el cuidado de la salud. ¿Por qué la presencia del dolor, del mal, de la muerte, a pesar de tanto progreso? La Comisión Doctrinal ha respondido a la pregunta, al examinar los Modos referentes al capítulo tercero del esquema De Ecclesia, con estas palabras: «Como salta a la vista, el texto del Concilio debe interpretarse siempre de acuerdo con las normas generales de todos conocidas». Pacem in terris: AAS 55 (1963) 277. 49, a. 14-15. En sus preceptos principales, la ley divina y natural está expuesta en el Decálogo e indica las normas primeras y esenciales que regulan la vida moral.268 Se sustenta en la tendencia y la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, y en el sentido de igualdad de los seres humanos entre sí. Catecismo de la Iglesia Católica, 1886. León XIII, Carta enc. Pablo VI, Exh. 218Cf. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 206-207; Juan XXIII, Carta enc. Es inaceptable que sus decisiones, a nivel nacional o internacional, estén dictadas por presiones procedentes de intereses particulares. Tertul., Praescr. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 143. cf. » (Mc 2,27). Pablo VI, Carta enc. Ayuda a garantizar sus derechos ».301, 152 El movimiento hacia la identificación y la proclamación de los derechos del hombre es uno de los esfuerzos más relevantes para responder eficazmente a las exigencias imprescindibles de la dignidad humana.302 La Iglesia ve en estos derechos la extraordinaria ocasión que nuestro tiempo ofrece para que, mediante su consolidación, la dignidad humana sea reconocida más eficazmente y promovida universalmente como característica impresa por Dios Creador en su criatura.303 El Magisterio de la Iglesia no ha dejado de evaluar positivamente la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, proclamada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que Juan Pablo II ha definido « una piedra miliar en el camino del progreso moral de la humanidad ».304, 153 La raíz de los derechos del hombre se debe buscar en la dignidad que pertenece a todo ser humano.305 Esta dignidad, connatural a la vida humana e igual en toda persona, se descubre y se comprende, ante todo, con la razón.
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